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La revolución de Google Earth (I): La nueva forma de ver el mundo

Luis Ponce de León

Luis Ponce de León

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Con la aparición de Google Earth multitud de campos profesionales y disciplinas científicas se han revolucionado.

Pensemos por un momento en los topógrafos, arquitectos y maquetistas; pero también en aplicaciones concretas como la integración de los mapas con los geolocalizadores, o funciones muy sencillas como estudiar una ruta, encontrar un hotel, un domicilio, y cómo no, la enseñanza.

Todo ocurre en La Tierra y poder mostrarla rápidamente nos hace ganar en apreciación y en cercanía a la realidad.Curiosamente, la informática nos ha puesto los pies en el suelo más que cualquier otra herramienta. Google Earth nos ha proporcionado una manera de acercarnos al mundo desde la perspectiva que nos convenga. A vista de peatón urbanita para conocer calles, plazas, hoteles y comercios; a vista de pájaro para practicar turismo informático, volando de aquí para allá, pasando de lo alto del Annapurna a un cenote del Yucatán en unos segundos.

No he conocido ningún usuario que no se haya entusiasmado al probar por primera vez este programa. Cuando ves la Tierra a 60000 kilómetros de distancia, la zarandeas, y la mueves convirtiéndola en un juguete, de alguna manera nos endiosamos.

Todo esto gracias a las ortofotos, las imágenes de los satélites y un servidor en streaming que proporciona dinamismo en la navegación aunque no dispongamos de un gran ancho de banda.

No se trata aquí de descubrir este programa, pero sí de repasar a dónde ha llegado y lo que nos espera.

Atendiendo a la evolución de Google Earth, parece evidente que no parará de perseguir el mayor grado de realismo. Empezando por mayor resolución en las imágenes. Todavía existen muchos lugares del planeta con una calidad de imagen deficiente. Hasta ahora han tenido preferencia las zonas con mayor densidad de población y los parajes emblemáticos como por ejemplo el Gran Cañón de Colorado.

Esta gran falla fue uno de los primeros diseños en tres dimensiones que vimos en Google Earth. Poco a poco el modelismo se ha ido extendiendo y ahora podemos disfrutar de un montón de monumentos, ríos, sierras y edificios en 3D.

Un ejemplo de lo que nos espera es la isla de Manhattan, completamente recreada en tres dimensiones.

El resto de novedades de este programa vendrán por la senda de las “capas”. Este es el nombre que le han dado a todo lo que se puede ver en pantalla: líneas de fronteras, nombres de ciudades, carreteras, los enlaces a Wikipedia, Panoramio (fotos reales), información meteorológica, lugares de interés como aeropuertos, estaciones de autobuses, líneas de metro, iglesias, hospitales, farmacias, etc. Todo va teniendo cabida en Google Earth.

El programa se expande a ras de suelo pero también hacia arriba y abajo. Arriba para estudiar la atmósfera y más allá para escrutar las galaxias; y por abajo más lentamente, pero ya se pueden consultar líneas de metro y visitar algunas cuevas.

Estas dos últimas vistas vienen de la mano de capas desarrolladas por usuarios al margen de Google. Existe una página en la que las podemos descargar de su catálogo perfectamente ordenado por categorías y países.

Así, podemos incluir en los mapas de Google elementos tan dispares como la localización de los submarinos hundidos durante la Segunda Guerra Mundial, edificios en llamas, extrañas formaciones naturales, mapas de transportes públicos, el recorrido del Tour de Francia de 2005, pequeños pueblos en 3D, mapas históricos y mucho más.

Google Earth es realmente completo, dentro de poco quizá inabarcable, habrá que especializarse entre todas las funciones que presta. De todos modos existen aspectos en los que no se ha ganado el primer puesto de la clase. Pero esto lo dejamos para el siguiente artículo.

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