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Trucos y Consejos

Cómo orientarse en un programa desconocido

Fabrizio Ferri-Benedetti

Fabrizio Ferri-Benedetti

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BrujulaPor raro que parezca, leer un manual no es la mejor forma de aprender a usar un programa. De hecho, en la mayoría de casos, es una soberana pérdida de tiempo. Hoy en día, además, es difícil ver un manual en papel, puesto que los programas se descargan y contienen, como mucho, un fichero de ayuda o un escueto manual en formato PDF. Ello supone un considerable ahorro de papel y paciencia.

Pero eso nos deja todavía con el problema principal. ¿Cómo aprender a usar una aplicación que nunca hemos visto? Quitando excepciones, la mayoría de programas para Windows siguen una misma filosofía de diseño de interfaces. Esta palabra tan hermosa que vemos hasta en la sopa – interfaz – indica aquellos elementos que permiten interaccionar con el software. Veamos algunas pautas comunes para que aprendáis a domar un programa desde cero.

En Archivo Siempre hay un Guardar

ArchivoGuardarEn otras palabras, los menús tienden a parecerse. En Archivo siempre debe haber opciones para manipular los ficheros, mientras que Editar contendrá las funciones típicas de Cortar, Pegar y Deshacer. Los atajos también suelen ser parecidos entre idiomas.

¿Y el menú para configurar el programa? ¿Dónde estará? Casi siempre lo encontraréis al final de Herramientas o Editar. Si se trata de opciones más ligeras, habrá un menú Preferencias en Archivo. Sea como sea, en el 99% de programas el orden es el mismo: Archivo -> Edición -> Ver -> Herramientas -> Ayuda.

El Clic Derecho es Vuestro Amigo

Menú contextualEl ratón no tiene un segundo botón para hacer bonito. El clic derecho es una forma valiosa de hacerle cosquillas a una interfaz y sacarle datos. Dependiendo de dónde estemos, el clic derecho abrirá un menú contextual distinto, en el que se ofrecerán atajos de uso frecuente o el acceso a opciones relacionadas.

El elemento más valioso suele ser Propiedades. Un clic derecho en la barra de menús puede que abra un menú para editarla. Otro en el área de edición puede invocar sugerencias ortográficas. Es cuestión de probar, pero no os volváis adictos.

No Abandonéis la Barra de Estado

Barra de EstadoElla no lo haría. La barra de estado es ese elemento que aparece a veces en la parte inferior de un programa: no la hagáis sentir sola, ¡miradla cada vez que hagáis algo! Si seleccionamos un objeto o efectuamos una operación, la barra de estado mostrará coordenadas, etiquetas o cualquier otra información auxiliar que nos interese.

En algunos programas amplía la información de las etiquetas, explicando qué hace cada menú. En otros puede que muestre el tiempo que queda para una descarga de ficheros o el guardado de un fichero grande. Echadle siempre un ojo, valdrá la pena.

Los Punteros no Mienten

Cursores del RatónEl puntero del ratón, si el programa está bien diseñado, aporta mucha información. Dejándolo flotar sobre un elemento aparecerá una etiqueta explicando qué hace. En las áreas de edición, por ejemplo, un cursor con forma de “I” significa que podemos introducir texto, mientras que otro circular indica que no podemos hacer nada.

El puntero es como el foco de nuestra atención, y a su paso suele dejar perlas de sabiduría. Si por alguna razón no surtiese efecto, comprobad que no haya ningún cuadro de diálogo en primer plano.

Cuatro Teclas para Casi Todo

Teclas EscAlgunas teclas se comportan de forma similar en todos los programas. A golpes de tabulador podemos navegar por los elementos de la interfaz, mientras que Alt abre los menús o los invoca si están ocultos.

Esc sirve para salir de cualquier apuro, Control o Mayúsculas dan acceso a útiles atajos y nos permiten seleccionar múltiples elementos, a la vez que los cursores (esas adorables teclas con flechita) sirven para desplazarse por el contenido. En el siglo XXI las teclas no han perdido su utilidad, así que ya estáis aporreando esa cosa con letras.

Aprender a Usar la Ayuda

Icono de AyudaSi realmente queréis aprender a usar algo, empezad por la ayuda. ¿Un buen comienzo? Pulsad F1 y echad un vistazo a todo ese conocimiento que los programadores ponen a vuestro alcance.

Normalmente el contenido se organiza de menor a mayor complejidad, siguiendo una progresión lógica: primero la introducción, luego los primeros pasos y finalmente las funciones avanzadas. Si no os aclaráis, pasad al Índice, donde se listan todos los temas en orden alfabético. Si seguís sin dar en el clavo, la mayoría de visores de ayuda tiene un sistema de búsqueda.

¡Experimentar!

Casi todas las aplicaciones cuentan con documentos de ejemplo en su propio directorio o en Mis Documentos. A partir de ahí, el aprendizaje por ensayo-error hace lo demás. Si sospechamos que el programa es compatible con arrastrar y soltar, se puede intentar sin riesgo. Si hay elementos flotantes podrán volverse a encajar con el mismo método, o haciendo doble-clic sobre ellos. Para saber si los menús de fichero admiten selección múltiple bastará con mantener pulsado Mayúsculas o Control y pinchar varios. Pasad un tiempo probando todos los botones.

Cualquier característica que los programadores den por sentada puede que no sea tan accesible a primera vista. Es muy difícil que un clic fuera de lugar reduzca el equipo a cenizas, formatee el disco duro o abra un portal alienígena, puesto que los sistemas operativos tienen mecanismos para evitar que un programa dañe el sistema, como ofrecer por defecto las opciones menos dañinas. Siempre y cuando no trabajéis en entornos de alto riesgo, como una central nuclear o una tintorería, confiad en vuestra intuición y divertíos.

Fabrizio Ferri-Benedetti

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